domingo, 5 de abril de 2009

GOOD EVENING TEACHER

En el lago Altitlán las cosas no son como parecen o no parecen como son. En realidad llegamos desde Antigua por un camino sinuoso de los más peligrosos que he visto en mi vida. Si alguna vez viajaste a Tafí del Valle, ese camino sinuoso es una fábula de Esopo y si fuiste a Coroico (Bolivia) por el camino viejo, quizás se aproxime a una novela de Julio Verne. Lo que es indudable es que éste sí que es un camino que te heriza la piel. Entre selva, precipicios, explotaciones de los recursos mineros que provocan avalanchas, y mil cosas más... Todo matizado con los vómitos de una italiana cuyo compañero se hacía el  zonzo y la mina lanzaba por la ventanilla. 
Llegamos. Increíble lugar. Bajamos desorientados (como siempre) sin tener ningún dato para ir a algún lado. Muertos de hambre y cansancio comenzamos a seguir la muchedumbre que salió desde la combi. Dimos con el lago. Los otros viajeros tomaron lanchas y botes. Nosotros nos quedamos allí.
¡Flasheó! Justo cercano al atardecer. Uno de los más fantásticos lago que se han visto jamás. Un "mini Titikaka" pero rodeado de las más fabulosas montañas y nubes. Encontramos un grupo de porteños que nos tiraron una onda de lugares para alojarnos y, en la calle principal encontramos a nuestra amiga artesana que no nos recomendó "para nada" la posada donde ella se alojaba. Seguimos, entonces, los consejos de los nuevos amigos argentinos, que, incluso nos guiaron hasta un sector laberinístico peatonal de la ciudad (Panajachel - Guatemala... me hacía acordar a los panachés que me hace la vieja).
Para no perder mi práctica. Hicimos caso hasta el 96% de las instrucciones. En el último minuto Andrés sugirió preguntar en un lugar que estaba medio oculto. Y fuimos. Y dimos con un hostel comodísimo, limpio, con cocina y un lugar común donde tocamos la guitarra todas las noches.
Comimos pollito asado frente al lago una noche estrellada. Viajamos en lancha. Vimos las más fantásticas artesanías que jamás vimos. Observamos volcanes (tres alrededor del lago - único paisaje del mundo).
Una noche. Luego de una larguísima velada (23.30hs) veníamos caminando por la semidesierta calle principal. Sólo quedaban abiertos algunos puestos que vendían tacos o pollo frito (un escándalo orgiástico de saturación de jugos gástricos) y sucedió algo extraño...
Un lugareño, moreno, petizón de pelo negro azabache, muy bien vestido, campera blanca como la nieve. Se acercó y desde atrás nuestro, a algunos pasos de distancia preguntaba "¿saben inglés?", ante el cuestionamiento del hombre seguimos caminando como si nada hubiésemos escuchado. Preguntó de nuevo luego de doce pasos: "¿saben inglés?". Los pasos comenzaron a hacerse más veloces, como cuando uno hace las carreritas en la peatonal contra personas ignotas a las que vence siempre. Sentimos que sus pasos se volvían más veloces también. Como escuchamos la pregunta por tercera vez, nos dimos vuelta, casi se choca en su frenética carrera y le expresamos nuestra sapiencia olvidada gracias a los años de poca práctica. Metió la mano bajo su abrigo. Casi me cago. A Andrés, creo, se le dislocó la mandíbula. Se me aflojaron las piernas. Todo transcurría en cámara lenta. Perecía que habíamos entrado a la matrix y el hombre nuclear nos hablaba todo ralentado. Frío en la espalda. Comencé a recordar lo que tenía en la billetera. Por un lado, me alivió el hecho de que los documentos y el grueso del dinero habían quedado en el hotel y, por otro, me decía que no tenía nada para entregar... "o casi nada... que no es lo mismo pero es igual".
El hecho es que la mano estaba bajo la campera y de pronto, mis pupilas se concentraron sólo en la mano del tipo. La sacó. Cerré los ojos y fruncí la cara con un ligero movimiento hacia atrás como esperando lo peor: la bomba, la violencia, el desamor, el desencuentro...
El tipo sacó un cuaderno... y con una lapicera en la otra mano nos dijo: "¿Me ayudan a hacer la tarea que tengo que entregarla hoy en la escuela nocturna?"
No sé que le dijimos. Yo necesitaba una bebida para bajar el bulto que sentía en la garganta. La noche nos envolvió totalmente y a nuestro amigo lo habrán bochado o aparobado, quién sabe.
Panajachel me hace acordar tantas cosas... pero sobretodo a los panachés que hace la vieja. Ah! y la cerveza Bramha se dice "Bravha"... ¡qué cosa Guatemala! mentira que es "guatepeor".

3 comentarios:

  1. te mandaron a la farmacia con una lista de productos para comprar. en la pasta de dientes decìa: "trae kolinos y si no... colgate"... y te lo tomaste a pechio!

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  2. un llamado a la solidaridad!!!!!!!!!!!! desaparecio el autor de este blog... no se sabe nada de su paradero!!! es un gringuito que esta re fuerte de pelo largo y rubio como el del principe encantador de shrek y dueño de una envidiada y brillante frente. si alguien sabe de el, diganle que el fan club reclama historias nuevas... gracias.
    constanza- presidenta del club de fans del profe "un choque"

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  3. Profe: muy buena la historia pero mucho mejor es ese suspenso cooordobés que solo ud sabe darle.
    Siga escribiendo, lo estamos leyendo.
    Cariños desde La Rioja
    Elena

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