Fumé a medias un cigarrillo con el viento...
Quizás no sea la forma más linda ni propia para comenzar a escribir o describir sentimientos. Pero así fue.
El Caribe se descubrió, más bien se presentó ante mis ojos, multicolor y lo pude ver, lo pude ver maravilloso, pasando del azul turquesa al azul intenso, del azul intenso al oscuro, pasando por blancos, amarillentos, todos intensos y profundos. No pude hacer más que sentarme y quedar con mi mirada atónita ante tremendo espectáculo.
Y así fue que quedé extasiado, mirando todo y nada, mis ojos no abarcaban aquella inmensidad imponente.
Decidí encender un cigarrillo y el viento decidió fumarlo conmigo. Ese viento amable, no era brisa suave. Viento, fuerte pero amable, que hacía que las olas, aunque estuvieran lejanas, mojaran mi cara como un beso de bienvenida.
Así dejé la última pitada a mi amigo esa última pitada que es la más dulce, porque supone una entrega al fiel compañero.El templo maya hizo de testigo, él a mi espalda también siente al viento como amigo, como fiel compañero de eternos viajes y luchas.
Quizás no sea la forma más linda ni propia para comenzar a escribir o describir sentimientos. Pero así fue.
El Caribe se descubrió, más bien se presentó ante mis ojos, multicolor y lo pude ver, lo pude ver maravilloso, pasando del azul turquesa al azul intenso, del azul intenso al oscuro, pasando por blancos, amarillentos, todos intensos y profundos. No pude hacer más que sentarme y quedar con mi mirada atónita ante tremendo espectáculo.
Y así fue que quedé extasiado, mirando todo y nada, mis ojos no abarcaban aquella inmensidad imponente.
Decidí encender un cigarrillo y el viento decidió fumarlo conmigo. Ese viento amable, no era brisa suave. Viento, fuerte pero amable, que hacía que las olas, aunque estuvieran lejanas, mojaran mi cara como un beso de bienvenida.
Así dejé la última pitada a mi amigo esa última pitada que es la más dulce, porque supone una entrega al fiel compañero.El templo maya hizo de testigo, él a mi espalda también siente al viento como amigo, como fiel compañero de eternos viajes y luchas.